Hoy me voy a desahogar a través del blog: estoy algo decepcionada porque llevo una racha, desde antes del verano, de bajón bloggeril... ¡¡Y es que se me van los seguidores!! Y no entiendo porqué... Pero no uno, ni dos... ¡¡Es que ya van unos pocos!! ¡Que se me une uno y se me van dos! No entiendo porqué... Vale que con la mudanza en verano y con el cambio de trabajo he publicado menos, y que ahora siempre tengo turnos partidos y no tengo mucho tiempo para ponerme con el ordenador a comentar en todos los blogs (que eso no quiere decir que no vea vuestras recetas, que las sigo desde el móvil, eh?)... Quizá se me ha pasado unirme al blog de algún nuevo seguidor... ¡¡Pero tampoco es para que me vayan por patas!! ¡Que aún no muerdo ni me he comido a nadie!
Y os preguntaréis que porqué me importan tanto los seguidores... Para un blog con pocos seguidores como el mío (a pesar de que ya tiene su tiempo), cada seguidor y cada comentario cuenta. A mí me motiva a seguir escribiendo. No escribo sólo para que alguien en la otra punta del mundo copie o corte y pegue mi receta. Me gusta que haya "comunicación", saber que alguien ha leido mi receta, le ha gustado, le ha parecido una buena idea, le ha servido de ayuda... Ese es el propósito de blog. Si no es así, parece que escribo por escribir y me aburro.
Y bueno, ya que lo he gritado todo, os dejo esta riquísima receta que preparé el otro día. No había probado el risotto de salmón aún. Pensaba que iba a ser muy empachoso, pero nada de eso... Me ha gustado bastante. Puse el salmón justo al final para que quedase jugoso y le dí un toque de ralladura de limón que le quedó impresionantemente bien. Así que lo vamos a repetir más veces!
Ingredientes:
- 100 g salmón ahumado
- 1/2 cebolla
- 1 chorrito de vino blanco
- 1 taza de arroz redondo
- 3 tazas caldo de marisco
- 3 cd queso de untar
- ralladura de limón.
- canónigos
- mantequilla
- sal
Preparación:
Ponemos a calentar el caldo en un cazo. Yo he usado fumet de gambas y me ha encantado el resultado.
Picamos la cebolla muy chiquita y la rehogamos en la sartén con un poco de mantequilla. Cuando esté transparente, añadimos el arroz y le damos unas vueltas para que se saltee. Regamos con vino blanco. Dejamos evaporar. Vamos vertiendo a cada rato un cacillo de caldo caliente y moviendo para que el arroz suelte almidón y se quede meloso. Conforme lo vaya absobiendo, añadimos otro cacillo y removemos. Si el caldo no es lo bastante salado, pondremos algo de sal, pero con precaución, ya que el salmón, que usaremos más tarde, también va a potenciar el sabor.
Cuando toque añadir el último cazo, el arroz ya estará en su punto. Antes de que absorba todo el líquido, añadimos el salmón picadito, el queso de untar y la ralladura de limón. Dejamos cocer un porquito y serviremos en seguida, acompañado de unos canónigos que le aportarán frescura al plato.